A la hora de realizarte un aumento de pecho, la cirugía estética dispone de varias opciones en cuanto al tipo de prótesis a implantar. Cuando visites a tu cirujano plástico, este te hará sus recomendaciones según el resultado que pretendes conseguir, tu tipo corporal, edad, etc. En este artículo, desde Clínica Dual, nuestra clínica de cirugía estética en Valencia, te avanzamos en qué consisten dichas opciones y qué consecuencias tienen.
Veamos, pues, de qué están hechos los implantes. Un implante de pecho es, básicamente, una bolsa formada por un recubrimiento y un producto de relleno. El recubrimiento es siempre el mismo: una capa de silicona elástica que puede tener un acabado liso o con una textura rugosa. Es en el relleno donde tenemos dos tipos de prótesis mamarias diferentes.
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Prótesis de mama de silicona
Este ha sido el relleno tradicional de los implantes. Es una sustancia a modo de gelatina, con una consistencia similar a la de la mama. Puede ser más suave o más firme: la más suave proporciona un acabado más natural, pero la variante más firme (el gel es altamente cohesivo) tiene ciertas ventajas: es más difícil que produzca pliegues, y su consistencia impide que se escurra por las pequeñas roturas o poros que eventualmente pueden aparecer en la envoltura.
Como no es absorbible por el organismo, si por alguna circunstancia (por ejemplo, fruto de un fuerte accidente) la silicona se extendiera por los tejidos, podría producir inflamación u otros efectos, y haber de retirarse mediante una intervención. Algunas recordaréis de hace unos quince años un cierto pánico respecto a la posibilidad de que el gel de silicona pudiera dar lugar a reacciones anti-inmunes, lo que provocó que, como precaución, el sector pasase a trabajar con implantes salinos exclusivamente. Finalmente, los estudios demostraron que tales temores eran infundados, y hoy día los implantes de silicona siguen siendo los más favorecidos.
El cuerpo humano siempre acaba desarrollando una membrana o cápsula de fibra protectora alrededor del implante (es, al fin y al cabo, un cuerpo extraño al organismo). En algunos casos la cápsula puede tornarse demasiado gruesa y dura, dando lugar a lo que se llama contractura capsular. Aunque intervienen varios factores en su formación, lo cierto es que es cada vez menos frecuente su presentación. Este fenómeno afea el resultado estético del pecho y puede dar lugar a molestias, y se corrige a veces con medicamentos y otras con cirugía plástica. Para prevenir su aparición se pueden utilizar los implantes de envoltura rugosa (hay cierta evidencia anecdótica de que puede ayudar), y el colocarlos detrás del músculo pectoral.
Como los implantes siempre se fabrican sin llenar del todo, para evitar que queden tensos y proporcionar así una maleabilidad similar a la de la mama, se pueden formar en su cobertura pliegues u ondas que se manifiestan también en la piel. Los implantes de silicona sufren bastante menos de este efecto que los de suero.
Los implantes de silicona vienen en tamaños fijos, pues la envoltura viene cerrada de fábrica y no puede cambiarse la cantidad de gel que contiene.
Preguntas frecuentes sobre las protesis de silicona
¿Los implantes de silicona son perjudiciales para la salud?
Esta impresión proviene de cuando, hace quince años, se suscitó la alarma ante la posibilidad de que los implantes de silicona favoreciesen la aparición de enfermedades autoinmunes (en las que las defensas del cuerpo humano atacan al propio organismo). La reacción del sector fue recurrir a los implantes salinos mientras se estudiaba este extremo. Finalmente se comprobó que no había diferencia entre el número de mujeres padeciendo enfermedades autoinmunes que tenían implantes de silicona y que no las tenían. Lo que ocurría es que había cierta coincidencia entre los grupos de edades en los que suelen presentarse más a menudo tales enfermedades, y en los que las mujeres deciden operarse el pecho. Este es un tema al que se le ha dado definitivamente carpetazo: los implantes de silicona no producen este tipo de enfermedades.
¿Los implantes de silicona se endurecen con el tiempo?
Estrictamente hablando, se trataría de un endurecimiento del tejido que rodea al implante, y hay que señalar que, en la cirugía plástica actual, es un fenómeno poco común.
Cuando se implanta la prótesis, se produce una cicatrización en el tejido que la rodea, a modo de cápsula. En ocasiones, esta cápsula se engrosa y endurece: a eso se le llama contractura capsular. Esta era común cuando la mayoría de los implantes se colocaban sobre el músculo: las pequeñas cantidades de silicona que se filtraban reaccionaban con los tejidos circundantes creando más cicatrización. Hoy día, con implantes con envolturas más sofisticadas que reducen las filtraciones, e implantes subfasciales (entre la envoltura del músculo, llamada “fascia”, y el propio músculo) o por debajo del músculo, este endurecimiento se ha vuelto muy poco frecuente.
¿Los implantes de silicona tienen fugas que se derraman por el cuerpo?
El gel de silicona en uso actualmente se porta más como una gelatina que como un líquido. Por eso, cuando se rasga la envoltura del implante, la silicona se mantiene en su sitio y no se derrama. En caso de perforación, si uno apretase el pecho, el gel abultaría por el agujero de la protesis, para volver a su sitio en cuanto uno dejase de apretar, como si de un elástico se tratase. Como segunda barrera protectora tenemos la cápsula, haría falta un accidente extremadamente violento para que se produjera una ruptura total.
La presencia de particulas de silicona en el cuerpo es algo que se puede medir (al estar presentes en muchos objetos de uso cotidiano, a menudo estamos respirándolas o comiéndolas sin saberlo. Es un tema de estudio en otros campos). Lo cierto es que no se ha visto que el nivel de silicona en las mujeres con implantes sea significativamente superior.
¿Producen los implantes alergia al platino?
Es un tema que hizo una breve aparición en los medios de comunicación médicos especializados hace unos años,: el platino se emplea como catalizador en la producción del relleno de gel de silicona y de la envoltura de elastómero de silicona. Siempre existe la posibilidad de que una mínima cantidad de platino (estamos hablando de partes por millón) se difunda al resto del organismo, y esto introdujo el temor de que pudiera provocar reacciones alérgicas.
Como se esperaba, el temor resultó infundado: por un lado, el tipo de platino empleado por los fabricantes de implantes es del tipo biocompatible (no oxidativo, de valencia cero en términología química), a diferencia del que que produce reacciones alérgicas; por otro lado, las cantidades que un implante puede liberar al organismo son realmente mínimas. Se han hecho pruebas alérgicas a voluntarios con platino catalítico y no se ha producido ninguna reacción. La conclusión es, pues, que el platino presente en los implantes de pecho no representa un riesgo para la salud.
Prótesis de mama de suero fisiológico
El suero es una mezcla de agua y sal en una concentración (0,9 %) similar a la del cuerpo humano. La principal virtud de esta sustancia es su inocuidad: en caso de derrame, simplemente es absorbida por el organismo. En ese sentido, los implantes salinos son biológicamente menos agresivos.
El peso del suero salino, a igual volumen, es inferior al de la silicona. Su menor densidad hace que sea práctico fabricar envolturas con válvula, de forma que el cirujano pueda colocar primero el implante desinflado en su sitio, y ajustar entonces la cantidad exacta de relleno para lograr el efecto estético deseado. Una ventaja de hacerlo así es que el corte por donde se va a introducir la prótesis puede ser algo más pequeño.
La contrapartida es que, al ser una sustancia más fluida y menos consistente, escapa más fácilmente por las porosidades, orificios y rasgaduras que con el tiempo se producen en la envoltura; no digamos ya en el caso de una rotura mayor, en la que el implante se vacía de forma muy inmediata, dejando la mama con una consistencia muy blanda. También pueden producirse filtraciones por la válvula, si tiene.
Otra consecuencia de su menor densidad es que los pliegues y ondas son más pronunciados y visibles. Una forma qie tienen algunos fabricantes de combatir este problema es hacer la prótesis como una doble bolsa: una interior, con el suero salino, y una exterior recubriéndola, con gel de silicona entre las dos paredes.
Duración de los implantes
Todo este hincapié en las posibilidades de que se filtre el relleno por poros o por brechas en la envoltura se debe a un simple hecho: los implantes tienen una durabilidad limitada. La membrana de silicona tiene, ya de por sí, una cierta porosidad, que hace que el contenido vaya filtrándose poco a poco a su exterior, más rápidamente en el caso de rellenos salinos. Esto es algo que se tiene en cuenta de antemano: los rellenos de gel de silicona filtrados quedan retenidos por la cápsula fibrosa que con el tiempo se ha formado alrededor del implante, y los de suero salino son reabsorbidos por el cuerpo humano.
Pero, por otro lado, hay que recordar que el pecho es una zona del cuerpo en constante movimiento mecánico. Los implantes están sujetos a presiones, estiramientos y rozamientos. Eventualmente se formarán pequeñas perforaciones y rasgaduras que acelerarán su desinflado. Y, obviamente, si uno sufriera un accidente lo suficientemente violento, los implantes podrían romperse.
No hay forma de predecir con seguridad lo que van a durar unos implantes, pues dependen tanto del tipo y de su colocación como del estilo de vida de la persona que los recibe. Lo que sí se puede adelantar es que los implantes salinos son inherentemente propensos a durar menos.
Debemos recordar, de todas formas, que la tecnología de las prótesis de pecho está en constante evolución: los fabricantes diseñan envolturas de múltiples capas para disminuir las filtraciones, prueban nuevos materiales, etc. A medida que vayamos descubriendo novedades, os las iremos reseñando en este blog.